jueves, 27 de diciembre de 2012

Vapor de agua.

Evaporarme, me encantaría evaporarme para no seguir siendo en esta forma que me pesa tanto y tanto. ¡Qué alivio poder sentirme ligera y fresca como el agua, sentir la vida que hay dentro de mí y la que doy! Poder viajar y conocer mares, océanos y ríos de todas partes del planeta. Y, finalmente, dejar de sentir lo que siento ahora al llover. Me siento mejor.


miércoles, 12 de diciembre de 2012

Sociedad 2.0


En un momento en el que somos tantos para tan poco; en el que nos solidarizamos con el semejante y sinceramente le brindamos nuestra ayuda, pero al que no perdemos de vista porque es nuestro más fiel competidor; en el que la tecnología está avanzando tan rápido que estamos todo el día mirando el móvil por si nos llega algún "whatsapp", sms o correo aunque hayamos quedado para tomar algo y charlar con un amigo; en el que hay que sacar agendas (electrónicas y de papel) para quedar; este es un momento en el que me siento...SPAM.

Según la Wikipedia, se llama spam, correo basura o sms basura a los mensajes no solicitados, no deseados o de remitente desconocido, habitualmente de tipo publicitario.

La palabra spam proviene de la segunda guerra mundial, cuando los familiares de los soldados en guerra les enviaban comida enlatada, entre otras, una carne enlatada llamada spam, que en los Estados Unidos era y sigue siendo muy común. El nombre de la carne enlatada se creó a partir de "SPiced hAM" ("Jamón Condimentado").

En fin, ahora que sé el origen de la palabra, me siento peor al decir que me siento spam, porque sentirte como un jamón condimentado no es muy alentador. Prefiero quedarme con la definición de la parte tecnológica. Puf! no sé, también se las trae, pero es que ya no sé ni la de ofertas de trabajo en las que me he inscrito desde que estoy en el paro, y nada, nada de nada; pero lo que se dice ni una entrevista ni una llamada para decirte que no has sido seleccionada. A veces me imagino a mí misma como una estación espacial que orbita alrededor de la Tierra, pero no obtengo respuesta cuando mando un mensaje pidiendo ayuda.

Einstein dijo una vez "Temo que llegará un día en el que la tecnología vaya más allá de nuestra humanidad; ese día, el mundo estará poblado por una generación de idiotas". Quizá sea eso. Sí, voy a pensar que es eso y que por eso no me contesta nadie, porque son idiotas! :-)

¡¡¡¡SOIS IDIOTAS por no contestarme!!!

!Vaya, gracias, Einstein! Ahora me siento mejor! Menos mal, porque lo de ser un jamón condimentado me asustaba...


jueves, 29 de noviembre de 2012

LAS HOJAS NO SE CAEN, SE SUELTAN…


LAS HOJAS NO SE CAEN, SE SUELTAN…

Siempre me ha parecido espectacular la caída de una hoja.
Ahora, sin embargo, me doy cuenta que ninguna hoja “se cae”
sino que llegado el escenario del otoño inicia la danza maravillosa del soltarse.
Cada hoja que se suelta es una invitación a nuestra predisposición al desprendimiento.
Las hojas no caen, se desprenden en un gesto supremo de generosidad y profundo de sabiduría:
la hoja que no se aferra a la rama y se lanza al vacío del aire
sabe del latido profundo de una vida que está siempre en movimiento y en actitud de renovación.
La hoja que se suelta comprende y acepta que el espacio vacío
dejado por ella es la matriz generosa que albergará el brote de una nueva hoja.
La coreografía de las hojas soltándose y abandonándose
a la sinfonía del viento traza un indecible canto de libertad y
supone una interpelación constante y contundente
para todos y cada uno de los árboles humanos que somos nosotros.
Cada hoja al aire me está susurrando al oído del alma
¡suéltate!, ¡entrégate!, ¡abandónate! y ¡confía!.
Cada hoja que se desata queda unida invisible y sutilmente
a la brisa de su propia entrega y libertad.
Con este gesto la hoja realiza su más impresionante movimiento
de creatividad ya que con él está gestando el irrumpir de una próxima primavera.
Reconozco y confieso públicamente, ante este público de hojas moviéndose al compás del aire de la mañana,
que soy un árbol al que le cuesta soltar muchas de sus hojas.
Tengo miedo ante la incertidumbre del nuevo brote.
Me siento tan cómodo y seguro con estas hojas predecibles,
con estos hábitos perennes, con estas conductas fijadas,
con estos pensamientos arraigados, con este entorno ya conocido…
Quiero, en este tiempo, sumarme a esa sabiduría,
generosidad y belleza de las hojas que “se dejan caer”.
Quiero lanzarme a este abismo otoñal que me sumerge
en un auténtico espacio de fe, confianza, esplendidez y donación.
Sé que cuando soy yo quien se suelta, desde su propia
conciencia y libertad,
el desprenderse de la rama es mucho menos doloroso y más hermoso.
Sólo las hojas que se resisten, que niegan lo obvio,
tendrán que ser arrancadas por un viento mucho más
agresivo e impetuoso y caerán al suelo por el peso de su propio dolor.
Texto original de José María Toro, extraído del libro “La Sabiduría de Vivir”

Pintura de Raquel Cané

lunes, 25 de junio de 2012

Magia de nuevo en la isla del tesoro

Si Robert Louis Stevenson comía bien o no, eso no lo sé. Lo que sé es que el título de una de sus mejores obras nos ha servido de brújula para guiarnos hasta este restaurante de la calle Atocha (también tienen otro en Malasaña) a toda la tripulación de Cuento de Luz (¡¡¡Rumbo al Norte!!! ¡¡¡panda de bribones, tunantes y malandrines!!!! jajajajaja....) y que se está convirtiendo en nuestro paraíso personal.
 

Pienso que hay magia alrededor de nosotros todo el rato, pero no podemos verla porque siempre vamos deprisa, tenemos cosas que hacer, tenemos que ir a algún sitio... Menos mal que a veces puedes pararte y, cual película de Matrix, observar a cámara lenta cómo está flotando ahí, entre la gente!

El sábado la pudimos ver, tocar, oler, escuchar entre todos los que formamos esta gran familia que es la editorial Cuento de Luz.Y es que, como dice Dani, no es habitual que una editorial sea tan familiar (familiar no en el sentido de que sea conocida, que te suene, aunque está consiguiendo serlo cada vez más, sino de que te acoja como en una familia).

Queréis conocer a esta gran familia? Ahí van unas fotos de esta tripulación mágica que, cual piratas de la novela de nuestro querido Stevenson (tocayo de uno de nuestros piratas, Robert), seguimos las indicaciones del mapa y encontamos el tesoro.


El sábado recibí energía para seguir funcionando un año o más, porque vino gente muy especial que compartió su vida y felicidad con el resto, a pesar de que algunos era la primera vez que nos veíamos. Y si fue así con los que no teníamos la confianza de haber comido y compartido mesa y magia, qué decir de todos aquellos que tuvimos la gran suerte de hacerlo hace unos meses en este maravilloso lugar. ¡Qué de cariño, amor, ternura, amistad y magia, mucha magia, repartieron! Y por si fuera poco el encantamiento, el polvo de hadas que trajo una de las que se han debido de escapar del manual de Momo (otra de ellas también) facilitó que pudieramos pedir un gran deseo para esta gran familia...eeh? no, no, lo siento, pero ya sabéis que si se cuentan los deseos no se cumplen!

Y además de los que tienen que ver con libros, letras e ilustraciones, etc., tuvimos el honor de compartir mesa con personas solidarias y abnegadas, que no dudan en embarcarse en bergantines que les lleven con grandes misiones a tierras lejanas: Fundación Cometa y Fundacion Vipeika. Gracias por todo lo que hacéis!

Y a todos, los que vinisteis y a los que no, GRACIAS POR SER!

lunes, 18 de junio de 2012

Hasta la vista, Keta!

Hacía muuuucho que no escribía nada en mi blog y la verdad es que el motivo que ha hecho que vuelva a hacerlo no es alegre, ni mucho menos. Me he encontrado esta noticia en Facebook y no me ha parecido buena idea darle a "Me gusta", claro, pero si que quería compartir con vosotros esta mala noticia, porque me consta que es una librería preciosa, llena de buena gente, buena literatura y que me da mucha pena que cierre. Os paso a pegar aquí, tal cual aparece, el post que había publicado en el Facebook, porque me parece que está muy bien escrito y además, destila mucho cariño.

miércoles, 13 de junio de 2012E l cierre de una librería siempre es una mala noticia...
Y, en este caso, además, nos toca muy de cerca!!

Una de mis librerías preferidas en Madrid (o sea, en el mundo mundial, porque yo soy como Manolito Gafotas y fuera de aquí conozco más bien pocas) dedicadas a la literatura infantil y juvenil, la Biblioketa, nos anunciaba el pasado domingo a sus suscriptores que muy pronto cerraría sus puertas. Ya me había llamado la atención no verles por la Feria del Libro este año y desconozco las razones que les han llevado a tomar esta decisión, pero el caso es que les vamos a echar mucho de menos!!

Personalmente es una noticia muy triste, porque la Biblioketa es una librería muy especial para mi. Allí compré mi primer libro infantil "de mayor" y comencé mi actual colección, hará ya unos diez años. Fue en el Instituto Francés, en la I Feria Internacional del Libro Infantil que allí se celebró, y que terminaría siendo la última edición porque nunca más se volvió a repetir. Por aquel entonces, aunque me gustaban mucho los cuentos, no los compraba, tampoco se deciros la razón. Pero un buen día vi el cartel de la Feria en mi Escuela de Idiomas y me acerqué a echar un ojillo, pues pensaba que podría encontrar algo bonito y a la vez útil para practicar. Y entonces descubrí todos los maravillosos
cuentos infantiles que llegaban de fuera, y conocí a Belén, de la Biblioketa, y compré mi primer libro: Un rêve pour toutes les nuits, y me dediqué a soñar todas las noches, como el nombre indica. Desde entonces, he estado en muchas firmas, en cuentacuentos y actividades en la Cueva de Keta, y gracias a ellas, he tenido la oportunidad de conocer muy de cerca a grandes ilustradores como Rebecca Dautremer, Lewis Trondheim, François Roca... y muchos otros igual de valiosos.

Para los que no la conozcáis, la Biblioketa es una pequeña librería en la calle Justiniano, justo detrás del Burguer de Alonso Martínez. Está dedicada a la literatura infantil mucho más que a la juvenil, y tiene una fantástica selección de libros internacionales, principalmente franceses, pues una de sus dueñas era de allí. Un pequeño oasis para los niños y los soñadores en el centro de Madrid, que muy pronto nos abandonará, pero que hasta entonces (30 de junio) os invito y animo a conocer y disfrutar!!

Te echaremos de menos, Keta, un beso muy fuerte y buen viaje!!

sábado, 28 de enero de 2012

The Border Guard-Joel Ben Izzy

There was once a Swiss guard who worked at the border of Austria. He had worked at the border of Austria. He had worked there for many years and took great deal of pride in his work.

One morning an Austrian man arrived at the border, riding a bicycle. On the front of the bike was a basket filled with sand. Another guard might have simply waved him through, but the Swiss guard did not. Instead, he brought out a special comb he kept for just such a purpose and began to sift through the sand in the basket. You see, he suspected the Austrian might be a smuggler. Finding nothing but sand, however, he waved the man through.

The same thing happened the next day, and the day after that. Though he never found anything, he kept on looking day after day for thirty years. Finally, one day, the Swiss guard spoke to the Austrian man. “ I must ask you a question, he said, “that has been on my mind many years. This is my last day of work.

Today I shall retire. And all these, I suspect you have been a smuggler. Now I ask you, for I must know- are you indeed a smuggler?’ The Austrian man hesitated, and the Swiss guard reassured him. “Do not worry- I give you my word of honor that I will not prosecute you. But I must know.” “Very well,” said the Austrian.”Then I will tell you- I am indeed a smuggler.” “Ah-ha!” said the guard.” I knew it! But each day I look through your basket and find nothing but son, Tell me, Please, what have you been smuggling?”
 
“Bicycles.”

martes, 3 de enero de 2012

Ruta de tabernas madrileñas - Capítulo I

Ahora no recuerdo cómo ni porqué se me ocurrió la idea de hacer una ruta de tabernas, pero cuando la sugería entre mis amigos, todos se querían apuntar. La pena es que es un plan que todavía  no he llevado a cabo, pero me ha servido para darme cuenta de que esta vieja tradición se ve perpetuada al pasar de los siglos.

Aún hoy, en pleno siglo XXI, en plena era en que los bits de información vuelan hasta nuestros smartphones (o telefónos inteligentes), en que viajamos en el transporte público conectados a un mp3, un ipad, un e-book, o similar (aunque yo diría que más bien viajamos desconectados del mundo que nos rodea); pues bien, aún hoy, pervive esta ancestral costumbre del vermú, de las cañas bien tiradas, del reclamar (si es necesario) esa tapita que alegre nuestra bebida.

Es por eso que me decidí a investigar y para ello entré en internet (valga la ironía), y hete aquí que me desbordó la cantidad de información. Aquí traslado parte de lo que una página (que ahora mismo no recuerdo) contaba. Valga este capítulo, como introducción a otros que seguirán contando más en detalle todos (o casi todos) los establecimientos que todavía hoy sobreviven en Madrid y que pertenecen a esta casta tan noble, que son las tabernas o tascas.

En la tasca tradicional nadie te mete prisa. Puedes conocer gente, desarrollar tu ingenio, aprender de los más viejos, oír a la vecindad. Todo en la vida tiene sus momentos, excepto las tabernas que son para toda la vida.   

La taberna es la institución popular más encantadora desde que Mojamed Ibn Abderraman fundó la villa de Mayrit. Las alojerías, donde se vendía el preciado cocimiento de hierbas endulzado y enfriado, pasaron a ser tabernas en la era cristiana, y desde entonces los madrileños hemos sabido encontrar en las tascas un lugar para el encuentro, para la charla amable, para la sonrisa y el tentempié reconstituyente.

Las tascas típicas madrileñas que hoy todavía podemos admirar se crearon entre los años ochenta del siglo XIX y los años veinte del siglo XX. Tenían unas características comunes: las puertas y los cuarterones eran de sólida madera pintada de rojo oscuro, el color del vino tinto. Un rótulo, de madera o de vidrio pintado por el envés, anunciaba el nombre del tabernero y el número de la calle. Los establecimientos se llamaban: Casa Paco, Casa Matías, Casa Carmencita,... Eran tiempos en que los hispánicos aún teníamos un cierto orgullo y no poníamos los letreros en inglés, como se suele hacer ahora. Los locales eran de tamaño reducido. Los interiores se amueblaban con mesas redondas de nogal, bancos corridos y taburetes. Los zócalos eran de buena madera labrada o de azulejo, con una pequeña repisa en su parte superior. El mostrador se coronaba con una pila de estaño donde corría el agua para mantener limpios los vasos y frescas las frascas de vino. Una vez usados, los vasos se lavaban en una cubeta llamada lebrillo. De la hermosa grifería manaban la cerveza, el vermú, el agua carbonatada,... Casi todas las tascas fabricaban su propia agua con gas y muchas aún conservan la típica bombona plateada llamada saturadora de seltz. Otros elementos característicos eran las columnas de forja, los cristales y espejos grabados al ácido, los anaqueles repletos de viejas botellas, el reloj de pared o la espectacular máquina registradora.

En la década segunda del siglo veinte se pusieron de moda los azulejos, y hubo grandes artistas que nos legaron espléndidos murales, como los que aún perviven en Villa Rosa, Viva Madrid, La Zamorana o Rosell. Entre los maestros del azulejo hay que recordar a Alfonso Romero, Enrique Guijo, Mensaque, Caballero, Ginestal, Blanco,...


Muchas glorias literarias se inspiraron en las tabernas, Machado frecuentaba las buenas tascas de Madrid, como Casa Angel, hoy conocida como “El Comunista”, o “Vinos el Dos”, en la calle de Sagasta. 


Ortega y Gasset, que tras impartir sus clases en la Universidad Central solía pasarse por El Cangrejero a tomarse un aperitivo, animaba a Valle-lnclán a seguir disfrutando del callejeo y el taberneo: 

“Apure usted todo lo que pueda lo noche madrileña. Es ya la única noche que queda en el mundo."


Uno se imagina al bueno de Miguel Hernández escribiendo apasionadamente en la mesa que hay justo a la izquierda de la entrada en Casa Carmencita, en la calle Libertad. Y es que Carmencita era como el segundo hogar de la Generación del 27, porque allí cenaban, entre otros, Lorca, Alberti y Neruda. En la inveterada tasca de Antonio Sánchez se reunían Pio Baroja, Sorolla, Zuloaga, Julio Camba y Cossío; grupo que también cenaba a veces en Casa Ciriaco. En Ciriaco era el pintor Zuloaga quien dirigía la reunión, a la que también asistían Ortega y Gasset, EI fotógrafo Gyenes, Severo Ochoa y un plantel de políticos y periodistas. Otro poeta, José Bergamín, tenía su segundo hogar en la taberna del Alabardero.