viernes, 29 de marzo de 2013

Mensajes en la ciudad

De vez en cuando, se me ocurren ideas que guardar en este rinconcito mío que es este blog. Es una parte de mí y a veces las entradas son personales y otras son las personas que me rodean las que salen en él. El caso es que ayer me tocó vivir un día intenso (bueno, si lo pienso bien, llevo una semana intensa), pero de manera positiva ("siempre positifa, nunca negatifa"). Aún así, y aunque fueran pensamientos positivos, llegó un momento que sentía que me iba a explotar la cabeza. Venía caminando por la calle de Alcalá (pero no llevaba falda, ni remangá ni ná) y después de intentar empty my mind*, como decía Bruce Lee en aquella entrevista memorable ("Be water, my friend"), nada, que ni que fuera "formless" o "shapeless"**, que las ideas iban, venían, llamaban a la puerta, golpeaban, se marchaban, daban un zapateado y yo, que seguía caminando por la calle, respirando profundo, estaba empezando a desesperar, cuando hete aquí una de esas CAUSAlidades de la vida que te hacen sonreír; como diría Goyo Jímenez, "no lo cuento, mejor lo hago", en este caso, "lo muestro":
Todavía no he conseguido acallar el cerebro y ese parloteo interminable que tiene con vete a saber quién, porque yo no le hago mucho caso, pero al menos me reí un rato. Y cuando ya parecía que estaba "desconectando" un poco, los mensajes que te manda la vida continuaron llegando en forma de cartel publicitario:
Claro que el mensaje de este último cartel era más prosaico (algo de ingresar las nóminas en ese banco), pero me llegó.
El siguiente mensaje...no sé, quizá me pasé interpretando mensajes, porque me parece que la moraleja de la historia es que me relaje y lea para llegar a vieja. A ver qué os parece a vosotros:

En fin, como diría mi genial madre, "¿qué le vamos a hacer?"...

* vaciar mi mente
** sin forma o sin contorno

miércoles, 27 de marzo de 2013

La Central de Callao

Se que un día me van a echar de La Central por sufrir el sindrome del japonés en vacaciones, pero es que cuando veo los cuentos de Cuento de Luz en sus estanterías, no puedo evitar hacerles fotos, como si fuera una madre primeriza que a cada pasito que da su bebé ahí está ella con su teléfono móvil (porque para qué vamos a engañarnos, la cámara de estos chismes nos viene de maravilla)! Este ha sido el caso de hoy, porque les he sacado fotos a dos de las chicas de nuestros queridos cuentos: Dorothy, nuestra enorme amiga azul y esa señora de monumental moño, anteojos de aumento, impermeable color azul fuerte, botas altas y bolso color rojo chillón (que además conduce un tractor...muy, muy ruidoso).
¡¡¡Recomendado!!!

Y bueno, el estante de enfrente estaba repleto con nuestra querida Cocorina, nuestra reina luchadora, nuestro Hoky bueno, nuestros manuales para aprender a ser brujas, hadas o piratas o qué casa encantada elegir para vivir, nuestro abuelo Pedro o nuestra hijito pollito, nuestra vida bonita y más... nuestra princesa rebelde, nuestra puerta a la imaginación, nuestro pequeño David, nuestra niña que camina entre aromas o nuestra querida coleccionista de palabras, nuestros bichos bola, nuestras pulgas... ¡Qué alegría al verlos a casi todos allí! Juro que me he tenido que contener para no ponerlos a todos en fila y sacarlos en una gran foto de familia, porque creo que entonces sí que me echaban de allí. Eso sí, no sería yo si no hubiera echado solo una fotito más; el elegido ha sido un cuento precioso y delicado que La Central recomienda: Mi nombre es Hoy.

Besos luminosos.

viernes, 8 de marzo de 2013

Las mujeres trabajadoras sueñan


A esta hora en que ya se anda acabando “el día de la mujer trabajadora”, quiero lanzar mi homenaje a todas las mujeres, a aquellas que, aunque sin un contrato, sin un sueldo o sin tan siquiera un trabajo, luchan día a día para poder tener la vida que un día imaginaron tener con ilusión, amor y coraje.

¿Hay trabajo más tedioso que el de ser princesa?


"No puede soberana
cometer ningún desliz
bostezar si tiene ganas
ni rascarse la nariz.”

Aunque se me antoja más duro trabajar todo el día con un tractor.

También se me ocurre que ser mamá es un trabajo muy duro y, a veces, se puede sufrir la incomprensión de semejantes o vecinos; si no, que se lo digan a Cocorina o a Mamá Gato.

“La gallina Cocorina
puso huevos del revés
y salieron los pollitos
dando tumbos y traspiés.”


"Es cierto que la mayoría de pollitos tienen mamás gallina, que los perritos tienen papás perro, los elefantes familias elefante y las hormigas hijas hormiga, pero hay familias diferentes. La mía, por ejemplo."

La incomprensión por ser diferente también se puede sufrir aunque no seas mamá, claro:
 "A mis amigas presumidas no les cae muy bien ¡y se enfurruñan y se quejan de que me junte con ella! Pero yo nunca podría separarme de Dorothy, porque ella es maravillosa ¡y mi mejor amiga!"

Y si queremos el ejemplo de una mujer y mamá fuerte, la reina que se fue a la guerra para luchar contra unas células locas que invadieron su cuerpo es el mejor que se me ocurre.
 
Pero esta reina vive en una sociedad en la que puede elegir con libertad, no como esa “niña afgana que no cesa de soñar, y mi sueño se dirige a todas las regiones, se introduce en las casas, en los hogares, en las familias, en los corazones. Una niña, un sueño, un canto a la paz."
Por suerte, hay lugares, como nuestra imaginación, en los que podemos llegar a ser quien queremos y ejercer la profesión que más nos guste. Por ejemplo, podríamos ser hadas o piratas; y si nos gusta ser un poco malas, pues podemos ser todo lo contrario, una bruja
Siempre con nuestra imaginación, siempre con ilusión; al mal tiempo buena cara, y si empeora, una sonrisa de oreja a oreja, porque somos lo q soñamos.

Ana, muchas gracias por ser y dejar ser.