viernes, 13 de noviembre de 2015

Piruleta de nube


Había una vez una niña que siempre soñaba despierta y estaba "en las nubes" según su madre. Al ver a su hija mirar al cielo la reprendía, pero no muy convencida. Pensaba que en los sueños que se tienen despierto no se está nada mal y que por eso, podía dejarla estar "ahí" un poquito más.

La niña creía que lo que soñara con mucha fuerza se cumpliría, así que siempre intentaba que no faltara ningún detalle para que luego no hubiera fallos.

La piruleta que de vez en cuando le compraba su madre en la panadería le parecía riquísima, pero se le ocurrió que podía tener un sabor diferente: ¡a nubes! Las nubes recorrían todo el planeta y seguro que tenían sabores distintos en cada lugar y la lluvia que llovían también sabría distinto; habría lluvia con viento que acaricia las cumbres de las montañas o lluvia con olor a tierra.

Cuando creciera, quería viajar y conocer todos estos sabores de primera mano para poder crear una comida inspirada en lo que sientes en ciertos sitios: en los campos de arroz de los valles de China; en las lagunas más profundas y azules que el hombre haya podido ver; en los acantilados que están junto al mar rizado que los azota y modela. ¿Qué sensaciones nacerían al estar allí? Lo averiguaría y lo plasmaría en ricos platos que hicieran viajar a la gente con cada bocado.

Y ¡les pondría nombres exóticos también! Como por ejemplo: sopa de lluvia de la selva húmeda con cachitos de la tierra que le vio nacer; ensalada con hojas de los trópicos y cielos nublados; café de semillas nacidas en las montañas africanas llenas de verde y selección de galletas elaboradas con ingredientes de los cinco continentes.

¡A comeeeer!

La niña dejó su piruleta y sus ensoñaciones y salió corriendo para ver qué rica comida había preparado madre ese día.

PD: historia inventada después de sacar dos palabras de mi frasco de palabras: piruleta y nube. :-)

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